Cuando una persona recibe un diagnóstico de cáncer de mama, es normal que surjan muchas preguntas: ¿qué tipo de tumor tengo?, ¿cómo se va a tratar?, ¿cuál es mi pronóstico? Para responder a estas preguntas, es fundamental realizar estudios de laboratorio avanzados, como la inmunohistoquímica, que permite conocer el perfil molecular del tumor y definir el tratamiento más adecuado.

¿Qué es la inmunohistoquímica y por qué es importante?

La inmunohistoquímica es una técnica utilizada en patología para analizar muestras de tejido tumoral y detectar la presencia de ciertas proteínas o biomarcadores. Esta información es clave, ya que cada tipo de cáncer de mama tiene características distintas y responde de manera diferente a los tratamientos.

Saber qué biomarcadores están presentes en un tumor permite a los médicos tomar decisiones personalizadas sobre el tratamiento. No todos los cánceres de mama son iguales, y la inmunohistoquímica ayuda a clasificarlos en distintos perfiles moleculares con diferentes pronósticos y opciones terapéuticas.

Los tres principales perfiles moleculares del cáncer de mama

A través de la inmunohistoquímica, los tumores mamarios se pueden clasificar en tres grandes grupos según la presencia o ausencia de ciertos biomarcadores:

  1. Cáncer de mama con receptores hormonales positivos (luminal A y B)
    • Se caracteriza por la presencia de receptores de estrógeno y/o progesterona.
    • Tiende a tener mejor pronóstico y suele tratarse con terapia hormonal para bloquear el estímulo de las hormonas en las células cancerígenas.
  2. Cáncer de mama HER2-positivo
    • Presenta una sobreexpresión de la proteína HER2, lo que hace que las células tumorales crezcan más rápidamente.
    • Se trata con terapias dirigidas que bloquean la acción de HER2, como el trastuzumab.
  3. Cáncer de mama triple negativo
    • No expresa receptores hormonales ni HER2.
    • Es el más agresivo de los tres perfiles y suele requerir quimioterapia como tratamiento principal.

¿Cómo se realiza el estudio de inmunohistoquímica?

Para realizar este estudio, se toma una muestra del tumor mediante una biopsia o tras la cirugía. En el laboratorio, se aplican anticuerpos específicos marcados con un tinte sobre el tejido tumoral para detectar la presencia de biomarcadores clave. Si el biomarcador está presente, se observará una tinción característica bajo el microscopio. Este análisis permite clasificar el tumor dentro de uno de los perfiles moleculares, información clave para definir el tratamiento más adecuado.

¿Por qué es fundamental conocer el perfil molecular de tu tumor?

El perfil molecular no solo permite conocer el tipo de cáncer de mama, sino también predecir su comportamiento y definir la mejor estrategia de tratamiento. Por ejemplo:

  • Si el tumor es hormonosensible, puede tratarse con terapia hormonal, reduciendo en ocasiones la necesidad de quimioterapia.
  • Si el tumor es HER2-positivo, es fundamental administrar terapias dirigidas contra HER2 para mejorar el pronóstico.
  • Si el tumor es triple negativo, la quimioterapia suele ser la mejor opción y, en algunos casos, se puede considerar inmunoterapia.

Además, conocer el perfil molecular puede ayudar a determinar si es mejor iniciar el tratamiento con quimioterapia antes de la cirugía (tratamiento neoadyuvante) o si se debe operar primero.

Habla con tu oncologo y resuelve tus dudas

Si has sido diagnosticada con cáncer de mama, pregunta a tu oncólogo sobre los estudios de inmunohistoquímica y cómo influyen en tu tratamiento. Entender tu enfermedad te dará mayor tranquilidad y te permitirá tomar decisiones informadas sobre tu salud.

La medicina personalizada ha cambiado la forma en que se trata el cáncer de mama, y la inmunohistoquímica es una herramienta clave para asegurar que cada paciente reciba el tratamiento más efectivo según las características de su tumor. Por lo tanto, conocer tu perfil molecular puede marcar la diferencia en el éxito de tu tratamiento.